viernes, 26 de agosto de 2016

Porque no puedes comer sólo una...

Empecé a preguntarme porque al tener en mis manos una bolsa de chifles o papitas o cualquier snack envasado no paraba de comer hasta que no quedaba absolutamente nada. Y recordé incluso la publicidad descarada de alguna de ellas.




Recordé las innumerables ocasiones en que he deseado comer una golosina, chocolate o bebida azucarada todos los días y si no lo hacía realmente sentía que algo me faltaba y hacía hasta lo imposible por comerlo o tomarlo. También rememoré las incontables veces que regresé al  mismo local de fast food para pedir religiosamente lo que acostumbraba comer.
Si bien mi alimentación ahora es totalmente diferente,aun no puedo decir que me encuentro libre de estos demonios envasados que pululan alrededor mío y de mi familia.

Definitivamente el ir tomando conciencia y relacionándolo directamente con los síntomas de la adicción que tenía, lentamente en un largo proceso fui dejando el consumo de ellos 


Ya había escuchado e investigado muy superficialmente sobre las sustancias que posiblemente tendrían los productos industrializados pero no me encontré cara a cara con información tan clara y precisa de lo que se encuentra detrás de estos productos, tal como se encuentra en Adictos a la comida basura ( Deusto), de Michael Moss,  el cual es un libro completamente revelador y alarmante porque realiza una cirugía invasiva a la comida procesada que medio mundo come diariamente, mientras detecta los principales Ingredientes que la industria inyecta en sus productos para hacerlos mas atractivos. Es Alarmante porque describe a los consumidores compulsivos de esta comida como ADICTOS, y señala directamente a la industria alimentaria como la responsable del terrible aumento de obesidad, infartados, diabéticos e hipertensos que asola principalmente Estados Unidos así como diversos lugares del mundo. 
Moss (Premio Pulitzer en 2010) ha levantado la alfombra de una industrial colosal y multimillonaria que en muchísimas ocasiones pareciera estar por encima de las autoridades sanitarias. Con abundancia de datos e imnumerables declaraciones, el periodista explica detalladamente, cómo los titanes de la industria alimentaria, guiados por sus aparatosas y costosisimas investigaciones científicas, manipulan los alimentos no solo para que resulten apetecibles, sino para que nosotros los consumidores deseemos más y más.

Este libro es una radiografía detallada y escalofriante de la realidad de la comida procesada. Las multinacionales se escudan de manera completamente descarnada y liberalista en lo que se resume "Cada uno es responsable de lo que come" pero recurren siempre a estos tres ingredientes mágicos y maravillosamente adecuados para conseguir sus fines: azucar, grasa y sal; con lo cual sus productos se perciben como irresistiblemente apetitosos, conociendo la adicción y daño que generarán entre sus consumidores.

Luego de todo ello solo queda buscar la re-educación y recuperación de nuestro paladar, disfrutando de lo simple y natural, siendo ejemplo y guía para nuestra familia.

Ante todo lo expuesto y con el mejor de los ánimos les aliento a asegurarse de que:


Comer rico, hace bien, comida de verdad, comida rica, comida simple, sin trucos tretas sustancias o artimañanas.





Comer rico hace bien, estando completamente convencidos de que comer rico no es comer productos diseñados para anestesiar el paladar y convertirnos en consumidores adictos. Y resultando un BUEN NEGOCIO para otros .


Comer rico hace bien, por lo tanto los ultraprocesados ( llamados "alimentos" ultraprocesados) no deben ser jamás un premio o un mimo para nuestros hijos.



Y ahora... ¿Qué van a comer hoy?